Cómo presentar la lasaña de carne con bechamel

Solo puede decir que no le gusta la lasaña aquel que, por una razón u otra, no la haya probado lo suficiente. Esta afirmación puede sonar grandilocuente, pero está más ajustada a la realidad de lo que pudiera parecer. No solo porque admite tantas preparaciones como posibles gustos del consumidor (de carne, de atún, de verduras 5 colores…), sino porque con un poco de mimo es capaz de llenar una mesa, ya sea en una cita romántica, una quedada con amigos o para cenar con los peques. 

Lasaña: una apuesta ganadora

Una bechamel cremosa, ese juego de texturas entre la untuosidad y el ligero crujido de esa última capa gratinada en la que el queso y la bechamel brillan con luz propia; esa perfecta composición por capas de pasta al dente y el relleno preferido… La lasaña, en cualquiera de sus múltiples variedades, es una de esas recetas tradicionales con la capacidad de activar la salivación pero que, al contrario de otras preparaciones más complejas, se adapta como anillo al dedo a cualquier momento de consumo y ocasión. 

Porque por mucho que queramos sorprender a nuestros invitados en una cena con amigos, no todos tenemos la posibilidad de preparar en casa un cochinillo asado en horno de leña, ¿verdad? Afortunadamente, a la hora de enfrentarnos a la preparación de una lasaña de carne con bechamel, no tendremos que vernos en esa tesitura: Quien tenga los conocimientos y habilidades culinarias suficientes, podrá ponerse manos a la obra y preparar su propia bechamel y lasaña, paso a paso.  

Pero quien no tenga esa suerte no tiene por qué darse por vencido, porque nuestras ‘Recetas artesanas’ le dan pie a disfrutar de una lasaña boloñesa, elaborada como en casa, con carne 100% nacional y pasta fresca al huevo, y sin colorantes o aromas artificiales. En definitiva, una apuesta ganadora que nos sacará del atolladero sin perder un ápice de calidad. 

Una presentación para cada ocasión 

Ya hemos alabado la capacidad camaleónica de la lasaña, capaz de ser la estrella gastronómica de cualquier cita que podamos encontrar en nuestra agenda. Pero como demostraremos a continuación, no se trata de una afirmación baladí, sino que nuestra protagonista nos permitirá quedar a la altura del chef más reputado a poco que le dediquemos unos minutos y algo de mimo a la presentación. 

¿Una cita romántica?

La lasaña será tu mejor aliada para que la cocina sea la menor de tus preocupaciones. Eso sí, al igual que cuidarás el resto de detalles como la música, la ropa y, ¿por qué no? hasta la iluminación; te animamos a que sorprendas también en el apartado culinario.

Para ello solo tendrás que armarte de unas pocas verduras, algo de queso, un par de tulipas o ramequines de tamaño medio y nuestra lasaña boloñesa. En media hora escasa tendrás lista una lasaña de carne con bechamel y verduras al corte brunoise, capaz de llenar de color y sofisticación la mesa.

Además, si la acompañamos de una copa de vino espumoso Prosecco seco, conseguiremos un maridaje perfecto con el que seguro que nos apuntamos el primer tanto. 

¿Comida con amigos?

Porque no solo de citas románticas vive el hombre, la lasaña será también nuestra mejor arma en esas quedadas con amigos en las que, entre bocado y bocado, risas y tragos, conseguimos evadiros del día a día y disfrutar de grandes momentos. Como siempre, momentos en torno a una mesa, en buena compañía y aderezados con sabores reconocibles. 

En esta ocasión seremos más comensales y, también en ese aspecto, la lasaña boloñesa estará a la altura gracias a la presentación de 1.060 gramos, que nos proporcionará cuatro generosas raciones. Una vez elegida la munición, llega el momento de darle nuestro toque personal y hacer de la lasaña de carne con bechamel un plato que no solo despierte nuestras papilar gustativas, sino que haga lo propio también con el resto de nuestros sentidos. 

Para ello y con poco más de una hora de elaboración total, la receta de lasaña boloñesa con salsa de champiñones y pesto es la elección ideal. Sabores y texturas de la cocina de la abuela, con el intenso color verde del pesto y ese aroma a albahaca que impregna el ambiente. ¿No le darías un bocado ahora mismo? Presentado sobre una pizarra en la que las tonalidades de los diferentes elementos del plato hagan el mayor contraste posible, la lasaña será el centro de la composición y la flanquearemos con los champiñones, para terminar el emplatado ‘pintando’ la pizarra de forma generosa con el pesto.  

Al tratarse de una lasaña de carne con bechamel, podremos maridar con un vino tinto Cabernet Sauvignon en el que la acidez del caldo combinará a la perfección con la propia de los tomates de la salsa boloñesa. 

 

¿Cena con los peques?

En este caso tendremos que dejar el maridaje con vinos para una mejor ocasión pero, no por ello, implica que tengamos que disfrutar menos o tratarse de una comida aburrida.  

Si bien es cierto que no se trata de un consejo de presentación en sí mismo, la primera recomendación que podemos haceros es que impliquéis a los peques en todo el proceso de preparación y elaboración, siendo siempre lo más precavidos posible, claro está. De este modo, despertaremos en nuestros hijos el cariño y apego por la cocina, permitiéndoles así disfrutar tanto entre fogones como sentados a la mesa. 

Preparados ya para ponernos manos a la obra, volverá a ser la lasaña boloñesa nuestra mejor compañera de viaje. En este caso os animamos a que, una vez cocinada la lasaña y armados de moldes cortadores que podremos encontrar de distintos tipos en el mercado, presentemos nuestro plato principal en divertidas formas que a buen seguro llamarán la atención de los peques. Eso sí, a la hora de elegir qué forma le daremos a nuestra lasaña, no olvidéis que cuanto mayor sea la ‘fantasía’, más probable es que se venga abajo una vez desmoldemos. En este sentido, el molde circular y la imaginación son siempre la mejor combinación. 

Completaremos el plato preparando unas crudités de zanahoria, apio y pimiento verde y rojo. No solo nos divertiremos elaborándolas junto a nuestros hijos, sino que también jugaremos con las texturas al combinar elementos crujientes con la untuosidad de nuestra lasaña de carne con bechamel, al mismo tiempo que aportamos un toque de color a la composición. 

Como veis, hemos hecho un repaso por tres situaciones en las que nuestra lasaña de carne con bechamel brillará con luz propia al poder ser la estrella de la mesa y, para ello, solo tendremos que adaptar su presentación y acompañamiento a la ocasión. Si estas propuestas os han llamado la atención no olvidéis visitar nuestra web, en la que encontraréis otras muchas recetas con carne.